La Artritis reumatoide (AR), es una enfermedad sistémica autoinmune, que se caracteriza por provocar inflamación crónica principalmente en las articulaciones, produciendo destrucción progresiva con diferentes grados de deformidad e incapacidad funcional. Puede o no acompañarse de lesiones extra-articulares causando daño en cartílagos, hueso, tendones, ligamentos, articulaciones, además de diversos órganos tales como los ojos, pulmones, pleura, corazón, pericardio, piel y vasos. Se desconoce las causas que la ocasionan, pero la autoinmunidad juega un papel importante para que la enfermedad sea crónica y progresiva.
Aquí el sistema inmunológico confunde o toma a los órganos y tejidos como extraños, y como resultado, el cuerpo se ataca así mismo. Existe además susceptibilidad genética o tendencia a un mayor riesgo a desarrollar la AR.
Es frecuente su aparición después de haber pasado por un estrés severo. Se creé que cambios hormonales, factores ambientales también influyen para la aparición de la AR. Es una forma común de artritis en la que la inflamación se produce en la membrana sinovial de las articulaciones y vainas sinoviales tendinosas ocasionando calor, dolor e hinchazón, aumentando el volumen de la articulación, volviéndose dolorosas, rígidas con limitación de movimiento en especial al despertar por las mañanas o después de una inactividad prolongada.
Esta gran rigidez matutina es a menudo una característica resultante de la enfermedad inflamatoria que puede durar hasta más de una hora, con el tiempo la AR afecta varias articulaciones, formándose una poli artritis. Lo más frecuente es que se vean afectadas las pequeñas articulaciones de las manos, los pies y la columna cervical, sin embargo, no están exentas de verse afectadas las grandes articulaciones como los hombros, rodillas y cadera. La sinovitis puede dar lugar a inmovilización de los tejidos con pérdida del movimiento y consecuente erosión de la superficie articular, causando deformidad y pérdida de la función de la articulación afectada. Los movimientos suaves pueden aliviar los síntomas de rigidez en las primeras etapas de la enfermedad.
Estas señales sirven para distinguir la inflamación reumatoide de problemas no inflamatorios de las articulaciones, a menudo referido como la artrosis o artritis por desgaste y desgarro. En la artritis de causa no inflamatoria, los signos de rigidez matinal suelen estar ausentes, además que los movimientos tienden a agravar el dolor debido al desgaste articular. En la AR, las articulaciones se ven con frecuencia afectadas en forma simétrica, es decir, afectando las mismas articulaciones del lado contra lateral del cuerpo, aunque esto no es una regla, pues en su inicio puede ser asimétrica. Cualquier persona puede padecer AR, incluso niños y ancianos, cuando se diagnostica en niños menores de 16 años se denomina AR juvenil.
Aproximadamente un 1% de la población mundial está afectada por la AR, siendo las mujeres tres veces más propensas a la enfermedad que los hombres. La aparición suele ocurrir entre los 40 y 50 años de edad, sin embargo puede aparecer a cualquier edad. Su diagnóstico es fundamentalmente por signos y síntomas clínicos y estudios de laboratorio complementarios como el factor reumatoide, proteína C reactiva y Antiestreptolisina, Anticuerpos anti péptidos cíclicos citrulinados (anticuerpos anti-PCC), aunque el laboratorio puede ser negativos y el paciente presentar la enfermedad.
Tiene un inicio insidioso, con síntomas tales como fatiga, malestar general, dolor, rigidez e inflamación de las articulaciones, en esta etapa es primordial hacer el diagnóstico, pues el retardo de este, se manifestará en un avance en la destrucción y deformidad de las articulaciones, hasta causar serias discapacidades, y consecuentemente con pronóstico reservado ya que las lesiones de las articulaciones pueden aparecer en los primeros dos años.
Se establece que el diagnostico de AR está presente cuando hay los primeros cuatro de los 7 criterios que menciona El Colegio Americano de Reumatología por 6 semanas.
✔ Rigidez matutina de al menos una hora de duración.
✔ Artritis de 3 o más articulaciones.
✔ Artritis de las articulaciones de la mano.
✔ Artritis simétrica.
✔ Nódulos reumáticos
✔ Cambios radiológicos compatibles con AR.
✔ Factor reumatoide positivo.
Como es de notarse, el factor reumatoide es el criterio menos importante, ya que no todos los pacientes con artritis lo tienen positivo y algunas personas sanas, lo tendrán positivo, sin significar tener presente la enfermedad. Si se acompaña del patrón inflamatorio ya mencionado puede ser un indicio de AR.
Con respecto al Factor reumatoide, la mayor sensibilidad para diagnosticar AR, se obtiene con el FR IgM (73%), seguida de FR IgA(63%) y Anticuerpos contra Anticuerpos anti-PCC es de 53%.
En cambio los Anti-PCC y el FR Ig A se asociaron con una mayor especificidad (90%), respecto al FR IgM(82%).
En conjunto la especificidad es de 98%.
La ozonoterapia es una excelente alternativa para el tratamiento de la AR.
Es una terapia que no tiene efectos colaterales nocivos, tiene una posibilidad de éxito muy alta, aproximadamente un 80 %, lo cual la ponen por arriba de cualquier tratamiento convencional, sobre todo que no hay ninguna contra-indicación para aplicarla. Se debe de combinar preferentemente AHMA con aplicaciones locales intra- articulares, comenzando con 15-20 mcg por kilo de peso e irlas incrementando hasta 25 mcg por kilo de peso, de 2 a 3 sesiones por semana hasta llegar a 20, y de dos a tres ciclos por años dependiendo la severidad del problema: En cuanto a la infiltraciones intra-articulaciones se aplican unas 10 a 12 sesiones a 2 a 3 por semana con un dosis de 10 a 15 mcgr/ml y de 10 a 20 ml en grandes articulaciones.
Cuando se combina con la AHMA, es raro que se necesite infiltración en pequeñas articulaciones. Si la alternativa es aplicar la ozonoterapia por IR, entonces se aplica 1500-2500 mcg como dosis total, dos a tres veces por semana hasta llegar a 30 sesiones a dos a tres ciclos por año.